jueves, 1 de febrero de 2024

Te vas.

Te has ido tanto que apenas te reconozco en medio de la bruma de tu mente. El cuerpo cada día más chiquito y arrugado que cubre una mirada ajena, un mundo nuevo en el que sólo vives tú con tus recuerdos más lejanos, con falsas memorias que te niegan, que te anulan. Y no te das cuenta. 

Te estás diluyendo, mamá, te estás escurriendo de mi vida como el tiempo que inevitablemente sigue su curso. Me miras y me ves, aún; te miro y no te veo, ya. Extraña y entrañable, sana y enferma, en este mundo de pie y en el tuyo levitando.

 Quisiera haberte dicho, quisiera que lo hubieras comprendido. Tal vez aún haya tiempo.



domingo, 17 de julio de 2022

Pablo

Emergiste expulsado de un océano a la vida. Tú eras todo arruga; yo, el mundo por montera. Llanto de mal despertar; inmensa felicidad. 

Apenas pellejo, desnudo y frágil, diminuta criatura capaz de conquistar mundos con un ligero suspiro, derramar lágrimas de pura ternura y un amor y una dicha y una plenitud.

 Vives adherido a mi alma, simbiosis de sangre, fuente de vida. Respiras con mi corazón mientras te duermes y sin darte cuenta acompasas, sobre mi pecho, el calor con la vida.

Cierro los ojos en un suave abrazo y te siento hogar, destino final, droga a la que nunca renunciar. Eres mi hijo.



lunes, 11 de julio de 2022

A solas

Me dejo llevar por la ingravidez, flotando en plena soledad y el tenue frío. A la deriva, con los ojos cerrados, escucho el sonido de mi respiración amplificada en la profundidad, se diría que soy un astronauta perdido en la inmensidad del espacio, entre la nada y la nada, un alma. 

Es un mundo frío en el que me sumerjo, un mundo de paz, de olvido; al capricho de las olas, me acoge con la seguridad de una mortaja. Tu tacto, salado, es el destello de las estrellas, la caricia que me desborda y me abandona, corriente líquida entre los pliegues de la piel.

 Me siento y me olvido perdido en murmullos de miles de gotas rozando la belleza de mi silencio, derramando palabras rotas apenas dichas.

A solas en esta lúcida oscuridad dejo de estar, soy.



lunes, 6 de junio de 2022

El día de mi muerte

Quisiera elegir el día de mi muerte, aquel en el que la vida apenas siga mi sombra y esta me pida que la espere, que no llega. Un día de tormenta de verano, de brisa fresca y ventanas abiertas por las que abrazar la vida y olvidar. 

 Seré sonrisa en un eterno kairós, seré todas las personas que fui, las que di a conocer y las que escondí tras un escudo. Desnudo seré sonrisa hasta que caiga la última gota y los cristales enmudezcan mientras baja el telón.

 Y todo lo vivido, la inmensa belleza, la cálida mirada, el roce del viento en la piel, la luz de una noche llena, las risas cómplices, los besos robados, pervivirá en la memoria de las cenizas barridas por la corriente.



miércoles, 9 de febrero de 2022

Papira

La belleza tierna y abrumadora de dos océanos capaces de desarmar todas las resistencias, así eran tus ojos. Sentado en el Cantábrico sintiendo el sol cálido del atardecer de un verano sobre el muelle en tu luminosa sonrisa, brisa fresca en la mirada, capaces de conmover los corazones y reconfortarlos. 

 Te quise a primera vista y así ha sido siempre porque nunca dejaste de ser tus múltiples tú, tus razones, tus equívocos, tus grandezas y tus debilidades. Hay un aura inconsciente dentro de ti que se expande como las olas en el mar. Y me sumerjo en ella declarando una y otra vez mi amor por ti.

 Atrás has dejado la oscuridad, la frialdad del abandono, las preguntas. A cambio te llevaste una parte de mi vida, un tesoro que he perdido en dos mares. Y la vida sigue, pero hay días en que es menos, no hay atardeceres, no hay brisa, no hay Papiras.



domingo, 26 de diciembre de 2021

Rojo

I

Entrelazamos olvidos que deberíamos recordar, coserlos con nuestras memorias ciegas para observar y encontrar la luz que nunca se debió apagar.

Ser quien seremos y no quien fuimos.

Deberíamos recoger los retales caídos por el camino para olvidar, abrazar el ayer en una despedida mientras hundimos la mirada en un paso hacia adelante.

 

II

Cae el negro en diminutas gotas de lluvia sobre la piel lacerándola de huellas rojas de luna. En realidad, no dejamos de ser seres ingrávidos que se aferran a la vida abrazando el dolor, pesado, denso, gris.

Soltemos lastre , que el viento sea nuestro destino.

III

La vida se nos retuerce por recovecos del alma al crear un laberinto de destinos sin definir. El abandono nos encuentra y ya no nos suelta, nos viste y nos desnuda; nos encogemos y lo protegemos ante un abismo de redención.

El alma se nos retuerce por los recovecos de la vida.

IV

Sólo son sombras que escapan en la oscuridad a protegerse de su propia soledad. Viven bajo pieles corrientes entre el odio de los miedos, el murmullo de aguas rojas rompiendo en orillas de barrio.

Corazones que laten, que ríen, que gritan, que se esconden y se encogen. Corazones que aman. 

V

Cada noche reconstruimos lo que el día nos quitó dejándonos en el desconcierto. Vivimos los sueños con ojos de perro azul sabiendo, sin ser conscientes de ello, que como ya se escribió, no los recordaremos al despertar.

Y la mañana nada sabrá, ni de nosotros ni de quien vive en el espejo.

 

VI

Nos desbordamos de amor rebasando todas las barreras ajenas en una caída libre sin red. Nos abrazamos, nos besamos, fornicamos y, exhaustos de verdad, claudicamos con la piel en la sonrisa.

Somos red de carne y alma sin afán de atrapar, con ánimo de liberar. Ávidos de tacto en nuestras almas, de dejar atrás la soledad para no volver más la mirada.

Amamos.

 

VII

Y te dejas llevar con el deseo vencido. La derrota es dulce, como el recuerdo, aún sensible, que pervive en el aire quieto de tu cuerpo.

Te elevas sin dejar la gravedad en un momento de eternidad donde el tiempo está ausente. Eres brisa, eres mar, eres hierba al viento cálido del verano, orgasmo satisfecho


martes, 22 de diciembre de 2020

S/T

Aire entre los dedos que se desliza como granos de arena que miden el tiempo. Noches que se van sin haber llegado, luces al alba perdidas en la niebla de las mañanas. ¡Corre y respira¡ ¡Corre y vive¡.

Nostalgias esquivas al abrazo que no quieren mirar atrás, heridas resecas que ya no sangrarán. Y sigues siendo tú, con el ayer en los bolsillos vacíos y el hoy a pleno pulmón ¡Corre y grita¡ ¡Corre y ríe a la vida¡

La lluvia nos viste de humildad desnuda, de verdades sencillas y abrazos sentidos. Síguela allá a donde te lleve y no des un paso atrás : es polvo de estrellas, tormenta solar, materia que ha de crear ¡Corre sin olvidar¡

La vida perdurará en una tarde de verano, en la caricia repentina de la brisa, en un gesto ajeno, en los versos del poeta, en las palabras del amigo. ¡Corre¡ ¡Corre y permítenos llorar¡ ¡Permítenos reir¡

¡Corre¡